Opiniones

ESCRITOS SOBRE 'ANATOMÍA QUEER'
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La Belleza de lo Extraño
de Paloma Martín

No recuerdo haber sido casi nunca feliz, aunque lo que sí recuerdo con nitidez, es cómo empeoró todo el día que me pregunté: ¿quién soy yo? ¿Yo quiero ser ésta? Pero… ¿Qué clase de preguntas son estas para una niñita de tirabuzones rubios y vestido rosa con bordados nido de abeja? Hasta hace poco odié el color rosa, color imposible de ensuciar, aunque me lo impusieran tiznado de prohibiciones. Prohibido dar patadas a un balón, dar puñetazos, insultar, ser egoísta,  hacerse pajas, y un largo etcétera de cosas que aprendí a añorar durante mucho tiempo. Y desde el nacimiento de mis problemas existenciales en plena infancia, y el azul en el rosa que me fue des-tiñendo de morado, fui/fueron escribiendo en mi frente cuatro letras: R-A-R-A.
Como mujer, de inefable estado civil, blanca, heterosexual, de clase trabajadora y universitaria, mando a la mierda todas estas categorías, y con una profunda sonrisa, hago saber que me identifico como espectadora con la idea central de esta propuesta cuasi-performática de nuestro derecho a decidir, al margen de los estereotipos o los constructos sociales, nuestra identidad, no sólo sexual, sino integral como seres humanos complejos y en continuo desarrollo. Mi derecho a decidir ser lo que en cada momento me dé la gana, sin que por ello tenga que colocarme etiquetas a mí misma, o sin que me las coloquen los y las demás. A la mierda las etiquetas sociales de bicho raro, o engendro sospechoso de no tener un origen divino; cuestión ésta que ¡para no engañarnos! comparto con el resto de los terrenales.  ¡Sí! la identidad que para mí ha construido esta sociedad no me representa, y como la intérprete de Anatomía Queer, reivindico mi derecho a reinventarme en cada momento. El único camino no es el rosa, ni el azul… existe el morado, el rojo, el naranja, el amarillo, el verde, el turquesa, el blanco …: el camino de la diversidad, la pluralidad y la libertad.
La protagonista nos muestra en un recorrido escénico singular y cambiante, el ciclo de la vida: nacer, crecer con el derecho a decidir quién soy cómo y dónde, a enfermar y a morir como un ser humano, igual que el resto de los seres humanos, con la misma arrebatada dignidad de ser humano.
Ante el espejo la intérprete, en una hermosa interpretación corporal, nos proyecta imágenes acerca de cómo el género al que una persona haya de pertenecer no van a decidirlo ni sus tetas, ni su coño,… lo va a decidir esa persona y sólo ella; y al margen del aspecto y la ropa masculina en un cuerpo femenino, otro cautivador espejo nos devuelve la candidez de su mirada, la sensibilidad de su sonrisa, imperturbables ante el abultamiento central de su pantalón.
En una improvisada barra de bar, Elena nos contará la historia de Lilli, la madre de la muñeca Barbie, historia de cómo desde el imaginario machista, globalizado, racista, clasista y estereotipado del varón sobre las mujeres, el juguete utilizado por las niñas como ideal, tuvo su origen en una figura de mala mujer, inmoral e indecente, convertida por el mercado en una top model anoréxica, descerebrada, moderna y consumista, soltera, virtuosa, elegante y femenina, creada para ser una perfecta ama de casa y madre, en un perfecto rapto de la vieja Europa.
En este reflexivo espacio escénico, lo siniestro se vuelve bello, y la acción corporal, verbal, y las herramientas audiovisuales, coreográficas y performáticas, nos permiten abrazar  la utopía de cambiarlo todo en cada momento, para que todo cambie.

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Me gustó mucho el trabajo. La primera parte muchísimo. Todo tan sencillo y tan bonito, recurriendo a un concepto bellísimo y situado todo en una actuación tan sutil y tan cómplice con el público que daba gusto estar compartiendo ese momento. Enhorabuena, fue un trabajo que recordaré.

David Fraile
Director Escuela de Teatro Cuarta Pared

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"Asumir una identidad es una opción... un camino nada fácil. Es un viaje lleno de acciones de valor y honestidad con uno mismo, dos grandes virtudes que la actriz de este espectáculo posee sin lugar a dudas y el director ha sabido liberar. 'Anatomía Quee' se convierte precisamente en eso... un viaje cargado de seducción, sensualidad, sexualidad, diversión... y libertad, dirigida con mucha limpieza y atención.
Desgraciadamente existe todavía la necesidad de definir un cuerpo, una actitud, de justificar una forma de vivir y defenderla a capa y espada... afortunadamente existe 'Anatomía  Queer' para disfrutar, convencerse y reafirmar que estamos cambiando el futuro."

Rocío Osuna
Actriz